El próximo día 25 de noviembre, se celebrará el Día Internacional contra la Violencia de Género.
En la puerta del Ayuntamiento a las cinco de la tarde, se realizará una manifestación, entregaremos el lazo simbólico y leeremos un manifiesto.
A las 18'30 horas en el Siglos XXI se hará una obra de teatro, a cargo del grupo teatral de Arroyo del Ojanco, su título " La venganza de la Petra ". La entrada cuesta 3 €, para las socias/os 2 €, la asociación pondrá un euro por socia/o.
Las agresiones y asesinatos de mujeres aparecen a diario en nuestros
periódicos, son tan cotidianos que empiezan a asumirse como algo inevitable.
Pero no hay nada de inevitable ni de fatal en la violencia de género, y lo
cierto es que no se está haciendo todo lo posible para combatirla.
El 25 de noviembre fue declarado
día Internacional contra la violencia hacia las mujeres en el primer
encuentro feminista de Latinoamérica,
que se celebró en Bogotá en julio de 1981. En este encuentro las mujeres
denunciaron la violencia de género en todos los ámbitos de la sociedad, los
malos tratos y los asesinatos en el hogar, las violaciones, el acoso sexual,
y la violencia en general hacia las
mujeres, incluida la tortura y abusos sufridos por prisioneras políticas. Se
eligió este día para no olvidar el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas
asesinadas en 1960 a manos de la policía secreta del dictador Trujillo, en la República
Dominicana. El pasado año la ONU dio carácter oficial a esta fecha.
Pero debemos tener claro que la violencia de
género no desaparecerá mientras no acabemos con la discriminación que las
mujeres sufrimos en esta sociedad. La violencia de género existe porque existe
una relación desigual entre hombres y mujeres. Hasta que las mujeres no dejemos
de ser ciudadanas de segunda clase no se acabará con este problema. Entrando en
el siglo XXI, las mujeres seguimos tristemente encabezando los porcentajes de
pobreza, menor salario, precariedad laboral y bolsas de paro.
Nuestra presencia y representación en la vida
pública, en los puestos de responsabilidad, sigue siendo minoritaria, incluso
en los sectores donde somos mujeres principalmente, las trabajadoras, mientras
en el ámbito privado, el trabajo de las mujeres en el hogar sigue siendo
invisible, e infravalorado.
Consigue en muchos casos paralizarnos,
destruir nuestra autoestima y nuestra capacidad de reacción, debemos romper
esta cadena que se nos impone, descubrir los mecanismos de opresión y acabar
con ellos, debemos impulsar un debate social profundo para cuestionarnos todas
las estructuras que reproducen y mantienen esta situación de discriminación de
las mujeres.
Es necesario que la coeducación sea una
realidad en todos los tramos de la enseñanza y de la vida social en general,
para hacer desaparecer la discriminación y la exclusión que padecemos en muchos
ámbitos, dando paso a una igualdad real.