Hoy, 8 de marzo, es el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora, una fecha para homenajear a todas estas
grandes luchadoras.
El día de las miles de millones de personas, que
día tras día demuestran que la división por sexos de la sociedad es una
historia del pasado, aunque parte de la población no se haya enterado.
A
comienzos del siglo XX, muchas mujeres se incorporaron al trabajo en las
fábricas en unas condiciones muy duras, largas jornadas laborales y salarios
inferiores a los de los hombres. A
medida que las mujeres se iban incorporando al mundo laboral, se hacía más
evidente que aquella situación no era
justa, y poco a poco empezaron a organizarse.
Este día
se ha convertido en una jornada de reflexión sobre el largo camino que las
mujeres han tenido que recorrer para ver reconocidos sus derechos
Nos unimos a un humilde homenaje
a ellas y al mismo tiempo pedimos un 8 de marzo legal. Una reflexión sobre las
leyes que discriminan, aún hoy día, en casi todos los lugares del mundo.
Recordamos el derecho a vivir, vivir, ni siquiera ya dignamente, a ser mujer
sin mutilaciones, a la participación en organizaciones del mundo de la fe, a un
salario digno e igual, a una percepción como persona y no como objeto.
Sin
embargo, también es un buen momento para homenajear a las mujeres importantes
en la vida de cada cual.
La mujer
no ha ganado gratuitamente los lugares que hoy día ocupa y por los que sigue
luchando. Aunque parezcan frases hechas, el Día Internacional de la Mujer
reivindica y reconoce los derechos de las mujeres trabajadoras, a partir del
hecho trágico que costó la vida de casi un centenar y medio de obreras textiles,
un 8 de marzo, a principios de siglo pasado.
Los recortes afectan más a las mujeres porque son más
vulnerables, tanto los directos, en materia de igualdad, como los generales en
educación o sanidad. Todos cargan sobre ellas aún más el peso del cuidado
familiar.
Lo
precario del mercado laboral, la anulación de planes de educación infantil, los
recortes en el transporte escolar y las ayudas para el comedor, el tijeretazo
en la ley de dependencia o el copago.
Hoy estamos una vez más y todas las que hagan falta, aquí,
hasta conseguir los derechos de nuestras antecesoras y los nuestros.
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